Artículo publicado en el diario "EL PUNTAL" de Río Cuarto

Martes 14 de Octubre de 2003

ENTREVISTA A UN TANATÓLOGO

"En broma o no, todos decimos qué es lo que deseamos al morir"


La muerte es un tema del que, aparentemente, nadie quiere hablar pero el tanatólogo bonaerense Ricardo Péculo asegura que o en broma o no todos alguna vez decimos qué queremos que hagan nuestros familiares cuando la parca nos visite. Especialista en ritos fúnebres, defendió la ancestral costumbre de honrar a nuestros muertos y esto dijo tras su paso por Río Cuarto.
Qué es la tanatología. La tanatología es una ciencia que estudia todo lo que rodea la muerte, hay médicos tanatólogos que se ocupan de los enfermos terminales, hay psicólogos que se ocupan de la elaboración del duelo y estamos los tanatólogos que nos ocupamos de la muerte en adelante.
Dentro de esa rama están los tanatoprácticos que son quienes hacen la tanatopraxia, es decir, la preparación y conservación del cuerpo y mi especialidad son los ritos funerales. La teoría que yo tengo es que la gente en ese momento quiere honrar a su ser querido.
Si yo ahora mismo le pregunto a alguien qué quiere para su velorio, te responde que no quiere nada. Primero no quiere hablar de la muerte por un rechazo natural hacia la muerte, pero cambia muchisimo la actitud cuando uno está viviendo ese momento.

* * *


Origen de los ritos.
Comienza hace cincuenta mil años. Ya en esa época el homo sapiens tenía dos costumbres y dos ritos funerales que eran los de inhumar y cremar. O sea, que todo ese tiempo venimos haciendo lo mismo, es decir, que lo tenemos incorporado. Yo sostengo la teoría de que los ritos no desaparecieron. Cuando yo hablo en las charlas de los ritos funerales, la gente se imagina a un indio con una lanza dando vueltas alrededor del muerto. Eso, obviamente fue así, pero no significa que la costumbre desapareció sino que los ritos se fueron actualizando. Nosotros vivimos de ritos, el comer es un rito, el casamiento es un rito.

* * *


Profesionalizar el trabajo funerario. En muchos países para tener una empresa funeraria hay que ir a la universidad y acá eso todavía no existe porque este rubro en Argentina viene de herencia familiar. Por eso hay algunas empresas que han ido perdiendo el oficio que tenía el antiguo funebrero, pero a veces hay suerte porque los herederos no recibieron sólo el trabajo sino esa profesionalidad. Hay empresas que vienen de generaciones pero sus directores son médicos o contadores, es decir, su vocación no es ésta. Entonces, la idea es profesionalizar al personal para poder contener a la familia. Nosotros tenemos que saber qué es lo que quiere cada familia. Porque sí bien sabemos que los ritos existen y la gente los tiene incorporados, después entran a jugar un montón de factores, religión, creencias, idiosincrasia de cada lugar. Yo cada vez que voy a una empresa, lo primero que hago es empezar a buscar la idiosincrasia del pueblo, más allá de que la base de los ritos funerales sea la misma.

* * *


Contener la ira y la negación. Yo hice un estudio con psicólogos y determinaron que cualquier persona cuando pierde un ser querido pasa por tres estados de ánimo: el de negación, que es cuando uno no acepta lo que pasó, el de ira, que es cuando acepta lo que pasó y se enoja hasta con Dios, y después la elaboración del duelo que comienza a partir del velatorio.
Nosotros todos los días tratamos con gente que está o en negación o en ira, o sea no quiere nada o quiere pelear. Entonces, hay que ser muy profesional para poder contener a esa gente. Si yo no soy profesional y no tengo los conocimientos adecuados para saber lo que él quiere, quizá lo pueda atender amablemente pero no logro satisfacer sus necesidades internas, y eso es lo que hay que lograr.

* * *


El velatorio no es un acto social. La gente cree que el velatorio es un acto social y en realidad no es así, el velatorio tiene un gran valor psicológico. Porque en el velatorio uno inconscientemente cierra su sentimientos y comienza una elaboración del duelo. Siempre pongo como ejemplo el caso de un nieto al que se le muere su abuelo y no le hacen un velorio, lo llevan directamente al cementerio. Este chico queda con un trauma porque internamente no elaboró la separación del abuelo, eso se puede trasladar a cualquier relación. Es cuando uno se desahoga y abre su mente y empieza la elaboración del duelo que es todo el consuelo religioso.
Para los católicos no sería un momento triste porque en realidad esa persona entra a la casa de Dios, pero lo que nos da pena es esa separación física. Para poder entender que mi padre o mi hermano está en la casa de Dios, primero tengo que aceptar esa separación física. Eso lo logro con el velatorio.

* * *


En el país se están perdiendo los ritos. Muchos países mantienen sus ritos funerales y nosotros en Argentina los estamos perdiendo. Y eso es por falta de profesionalidad. En España se hacen unos ritos funerales espectaculares porque la gente expresa lo que quiere expresar. y no es que existe un rito determinado, lo que hay es una necesidad y hay que saber identificarla. Todos en algún momento de la vida decimos en chiste o en serio lo que quisiéramos que hicieran con uno en el momento de la muerte. Por ejemplo, mi madre es una persona muy coqueta y siempre me pide que en ese momento esté linda y con un clavel en la oreja. Me lo dice en chiste, pero también lo dice de verdad. Quiere que la vean bien, que se lleven un buen recuerdo de ella.

* * *


Por mi trabajo viajo y peleo mucho con el tema de los cementerios privados. En mi opinión, no deberían existir. No van con nuestra idiosincrasia. El latinoamericano cuando tiene un fallecido, quiere hacerle un monumento o ponerle una placa en el día de la madre o para el día de cumpleaños, y el cementerio privado no permite todo eso. ¿Por qué tuvieron éxito? Porque los cementerios municipales son un desastre. Ahora, ¿por qué son un desastre los cementerios municipales? Porque el director del cementerio es un puesto político. Entonces cuando un intendente arma su equipo, al que más sabe de números lo pone en la secretaría económica, al que sabe de caminos lo pone en vialidad pero siempre se traba y se pregunta a quién mando al cementerio y encima ninguno quiere ir. Entonces, al que no sabe dónde ponerlo, pobre, va directo al cementerio. Esto que causa gracia, no pasa sólo en Río Cuarto es un patrimonio nacional. El director del cementerio puede saber muchas cosas pero de servicio fúnebre seguro no sabe nada.